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Manu Chao y Maradona, hablando de drogas probablemente |
Aquí voy a hablar de dos canciones porque sus protagonistas son algo más que fútbol y sus cantantes algo más que hinchas. Las dos glosan una historia,como el juglar que canta la gesta del héroe. Una de las canciones es Meio Do Campo(1973) del cantante Gilberto Gil, ahí es nada. La bossa nova del coloso brasileño dice así:
Prezado amigo Afonsinho
Eu continuo aqui mesmo
Aperfeiçoando o imperfeito
Dando um tempo, dando um jeito
Desprezando a perfeição
Que a perfeição é uma meta
Defendida pelo goleiro
Que joga na seleção
E eu não sou Pelé nem nada
Se muito for, eu sou um Tostão.
Fazer um gol nessa partida não é fácil, meu irmão.
¿Quién es el "Querido amigo Alfonsinho" con el que comienza la tonada de Gilberto, al que le dice que hacer un gol en este partido no es fácil? Alfonsinho es Alfonso Celso García Reis , mediocampista del Botafogo en las décadas de los sesenta y setenta. Incansable luchador por los derechos de los futbolistas- y de los ciudadanos- y comunista de carteirinha (comunista de carné) como le tenían catalogado los servicios secretos de la policía. Se puede resumir, con cierta injusticia que Alnfonsinho fue Sócrates (el futbolista se entiende) antes que el propio Sócrates. Pelo largo, barba agreste, opositor al siniestro régimen militar que gobernaba Brasil, coincidía con el artífice de la "democracia corintiana" hasta en sus estudios de medicina. Precisamente tener barba y pelo largo y ser estudiante fue una fuente de problemas para él a la hora de trabajar en los clubes de fútbol. El presidente del Botafogo, Xisto Toniato, no quería estudiantes en su equipo, porque eran fuente de problemas (por rojos, es decir, por pensar), así que los que había fueron vendidos o cedidos, como el caso de Alfonsinho, que a mayores se llevaba mal con el entrenador, Mario "Lobo" Zagallo,extensión en los banquillode la oligarquía militar. Con estas, fue cedido al Olaria Atlético Clube de Río de Janeiro, un equipo bastante humilde de la capital carioca.
Es en esta nueva etapa donde deja crecer libre y salvaje sus barba y su melena, amenaza clara a las normas de convivencia impuestas por la ley marcial de corte de pelo a cepillo. A la vuelta de un viaje a Francia tiene que reincorporarse al Botafogo, pero al Viejo Lobo Zagallo no le gusta lo que ve, lo aparta en un entrenamiento y palabras textuales de Alfonsinho : "Me dijo que parecía un cantante, que no podía ser diferente a los demás. Que me tenía que afeitar la barba y cortar el pelo" * El presidente, que como hemos visto no era un adalid de tolerancia dictaminó: "Si no se corta el pelo y la barba no le daremos uniforme, al final, quien paga es el Botafogo" Es obvio que este ultimátum no era causado o no estaba solo causado por su aspecto físico, si no por sus ideas políticas y por ser incómodo al régimen, el cual no podía quitarse de encima tan fácilmente como otros estudiantes o activistas al estar continuamente en el foco público por su condición de futbolista. Obviamente el jugador no cedió y fue apartado sancionado sin jugar ni entrenar. Otros equipos intentaron entonces ficharle, pero el Botafogo decidió dar un castigo ejemplar y no venderlo, simplemente condenarlo al ostracismo. Con su plaza de médico esperando, Alfonsinho no necesitaba del fútbol para ganarse la vida, pero el mediocampista no es de los que agachan la cabeza, así que comenzó una batalla legal por obtener lo que se llamó "Pase Libre" y que daba el derecho a los jugadores a decidir su futuro una vez acabado el contrato con el club y elegir a qué club querían ir. Como se puede deducir, los futbolistas vivían en aquella época en condiciones de semi- esclavitud, y más bajo la dictadura militar con los presidentes paniaguados del régimen. En este caso la lucha de Alfonsinho por sus derechos había sido llevada a nivel colectivo por el futbolista Just Fontaine en la liga francesa, donde los jugadores eran también juguetes en manos de presidentes autoritarios. Finalmente, con el Pase Libre bajo el brazo y con la razón que le había concedido la justicia deportiva, el médico, futbolista e incansable activista se fue a jugar al Santos de Pelé y continuó su carrera en otros equipos, siempre envidiado por sus compañeros, que como aquel que no va a la huelga y se beneficia de sus logros, querían el pase libre pero no se atrevían a enfrentarse al régimen. En 1974 el documental Passe Livre de Oswaldo Caldeira narra el proceso del comprometido jugador. (Y más recientemente en 2014 El documental Barba, Cabelo & Bidoe retoma la historia) En 1973, el también opositor al régimen Gilberto Gil,(que llegó a estar en la cárcel) le canta la canción que traemos a colación. Cuando el cantante dice Despreciando la perfección.../ que la perfección es el portero que juega en la selección se refiera al desafío barbado que realizó el jugador a la perfección estética militar, y lo de la la selección, es porque, aunque él, humilde, lo niega, existe consenso de que se quedó sin ir al Mundial de 1970 castigado por su actividad política y vetado por su batalla judicial. Así termina Gilberto: "Hacer un gol en este partido no es fácil, hermano"
La segunda canción la compone y canta Alfredo Zitarrosa, Su título "Garrincha" no necesita más explicaciones sobre el tema. Acompañado de guitarras, este afortunado montaje de youtube nos sume en una espiral de belleza futbolístico- lírico- musical. Luego si tienen ganas, amados lectores, de ver otra vez el balón embarrado, sigan leyendo:
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El cantante del pueblo puso lírica a la lírica |
psicólogo del
Garrincha en el Botafogo |
Sobre su candidez, dos anécdotas: cuentan que en el Mundial de Suecia se compró una radio, y un compañero le convenció de que la radio solo emitía en sueco. Garrincha se lo creyó y se la vendió por la mitad de lo que le había costado. Otra anécdota dice que mientras estaban recibiendo el trofeo de campeones en Suecia, le preguntó a Pelé cuando era el próximo partido...Él solo quería jugar con su juguete.
" Garrincha ejercía sus picardías de malandra a la orilla de la cancha, sobre el borde derecho, lejos del centro; criado en los suburbios, en los suburbios jugaba. Jugaba para un club llamado Botafogo, que significa prendefuego, y ése era él; el botafogo que encendía los estadios, loco por el aguardiente y por todo lo ardiente, el que huía de las concentraciones, escapándose por la ventana, porque desde los lejanos andurriales lo llamaba alguna pelota que pedía ser jugada, alguna música que exigía ser bailada, alguna mujer que quería ser besada." Eduardo Galeano. Fútbol a Sol y Sombra.
*Información del libro "Futbolistas de Izquierdas" de Quique Peinado