martes, 24 de mayo de 2016

Certificado de defunción del periodismo deportivo.


 Hurto furtivamente y a vuelapluma el título de la entrada anterior de este blog y del lema tatuado en la elástica palermitana para encabezar estas líneas dedicadas a dos personas que no son futbolistas pero que son fútbol. Y son deporte. Y honestidad. Y ética. Y, sobre todo, periodistas (gracias por serlo; y más gracias por serlo en los tiempos que corren, malos no ya para la lírica, sino también para la prosa). Son Santiago Segurola y Javier Ares.

Ánge, Segurola, Ares y redactor de Lobanovsky: Mucho fútbol.
Después de más de dos horas de mesa redonda con ellos ayer en Salamanca el irse a casa era un ejercicio de degustación de agridulces. Dulce por haber tenido la oportunidad de compartir conocimientos con dos infiltrados en los entresijos del decadente circo que hoy es lo que otrora fue deporte: el fútbol. Amargo o agrio porque la radiografía que Segurola y Ares presentaron no deja ningún resquicio a la redención ni del fútbol, ni del periodismo deportivo. Y no ya porque Segurola nos diera la exclusiva de que había sido despedido de Marca (ellos sabrán, aunque a nadie sorprenden ya estas purgas: si no llevas la camiseta, no trabajas) sino porque señaló al emperador en cueros confirmando verdades a voces: que el periodismo independiente es un enfermo herido de muerte y que las presiones que sufren los profesionales han asfixiado al rigor periodístico, a la información veraz y, por supuesto a esas ideas, hoy quijotescas, que se llaman ética y deontología profesionales. Primicia ninguna, cualquiera con dos dedos de frente sospecha cómo se cocinan las portadas y las tertulias de la alevosía y nocturnidad, pero escándalo el máximo cuando se dice alto y claro que, hoy por hoy, los poderosos, léase Don Dinero no permiten que se informe, que se ilustre, que se forme, que se cree opinión, sino que imponen el pensamiento único al grito de la gallina de los huevos de oro: el entretenimiento, que no es otra cosa que el aborregamiento.

Ahora, lo más amargo es certificar que dos colosos como Segurola y Ares tiran la toalla. Tienen claro que el periodismo honesto morirá con ellos y con un puñado más de cowboys de la pluma y el micrófono. Que la guerra contra el pensamiento único está perdida, que el futuro ya está aquí, que la distopía es pasado mañana.


Daniel Piñero

sábado, 30 de abril de 2016

ROSA COMO EL DULCE, NEGRO COMO EL AMARGO: AVENTURAS EN PALERMO



1. EL BALÓN Y LA BOTA

La puntera es Calabria, el balón, Sicilia.
Italia tiene forma de bota. Así aprendíamos geografía de pequeños con los mapas del libro de socialesItalia parece una bota a punto de arrear un puntapié. El receptor del  punterazo no es otro que  Sicilia, que parece un balón pinchado, como si  Sofía Loren, en traje de gala, estuviera haciendo el saque de honor de un partido entre yonkis en cualquier descampado  de Palermo. Pensándolo bien, no es mala forma de definir la isla, donde lo sublime y lo sórdido conviven pared con pared. 
Con este símil sociológico- geográfico en la mente, me disponía iniciar un viaje en el que pretendía indagar más a fondo sobre elfútbol siciliano. A pesar de que casi siempre ha tenido presencia en las máximas competiciones, el  calcio de la isla no goza últimamente de buena salud:   El Palermo se ha convertido en un equipo ascensor entre Serie B y Serie A.  Tuvo sus momentos de gloria en el pasado, su desaparición y su refundación como casi todos los clubes italianos  y  llegó a a su punto álgido cuando aportó a cuatro jugadores para la selección italiana campeona en Alemania 2006. El Catania Calcio, su archirrival  ocupa la parte baja de la tabla en la Lega Pro, el equivalente de la tercera división.  Actualmente, el mayor aliciente para los hinchas locales es ganar el derbi contra sus rivales históricos. A esta rivalidad se ha unido en los úlitmos años  Messina, conformando un triunvirato de enemistad que a veces se va de las manos. Los enfrentamientos entre ultras de estos equipos suelen devenir en batallas campales: en 2007 un policía resultó muerto a causa de los disturbios tras el partido.
Este año, no ha habido derbis sicilianos, pero afortundamente, el calendario de la Serie A se acomodaba bien a mi plan: un Palermo- Torino se habría de jugar el  domingo 14 de Febrero de 2016, también conocido por los católicos como día de San Cirilo y San Metodio, al poco de mi llegada, así que decicí programar el partido como el evento central del viaje. Un duelo norte- sur era un regalo para mi mente calenturienta, donde todavía quedan posos  ese calcio mítico y mitificado con el que crecí donde el Milan de Sacchi, de Baresi, de Van Basten gobernaba con mano de hierro y fútbol de precisión Europa. Ese calcio de los equipos temibles, el Torino de Martín Vázquez, el Parma de Asprilla, la Fiorentina de Batistuta, equipos que solo podías ver en los partidos de Copa de Europa que echaban en TVE y jugadores que conocías si algún compañero rumboso de tu clase decidía gastarse la paga enterita en una Don Balón que pasaba de mano en mano como tesoro de sabiduría compartida.


2.DENNIS BERGKAMP, LA BIENVENIDA SICILIANA Y EL TOTOCALCIO


Panino de milza: la bienvenida
Esperando al avión en el aeropuerto, pensé mucho sobre Dennis Bergkamp y su razonbale miedo a los aviones. Un genio como él, no puede estar equivocado. Millones de personas cogen aviones a diario y no destacan en nada especial. En cambio él nunca viajaba vía aérea y metió EL GOL. Con estos pensamientos alimentaba mi fobia a volar en la sala de embarque a las tantas de la madrugada.  Tras esperar cinco horas intentando dormir en las sillas de plástico no me acordaba ni de el holandés, ni de M.A Barracus ni de la madre que los parió. No hay mal que por bien no venga, una vez monté el avión me quedé dormido cual Mágíco González. De Catania a Palermo, dos horas y media de autobús atravesando campos de mandarinos, limoneros, naranjos y chumberas bajo la vigilante mirada del Etna. En la estación de Palermo, que algunos optimistas dirían que es muy auténtica ,  me esperaban Araceli (españolaarquitecta, talentosa, exiliada laboral, guía excepcional y futbolera obligada) y Marina (restauradora, casera atenta y mamma siciliana)  para someterme a la primera prueba palermitana: Se trataba de zampar. En Sicilia, casi todo se trata de comer. Marina me tenía preparados dos panini comprados en un negozzio de Brancaccio: uno de pane panele (torta de harina de garbanzos y croqueta de patata) y otro de milza (bazo cocinado en manteca de cerdo). No le iba a hacer ascos un charro a un bocata de bazo, si aquí del cerdo nos comemos hasta el alma, así que comí la milza con gusto y hambre y comencé a disfrutar de Palermo
En fin, de fútbol estábamos hablando, una vez pasada la prueba palermitana, tocaba la indagar entre los conocidos nativos sobre el calcio de la isla. El resultado fue un descorazonador cero de cinco: Mis nuevos amigos sicilianos me abrieron su casa, me sentaron a su mesa, me guiaron por Palermo, en definitiva fueron excelente anfitriones, pero de fútbol ni papa. Así que frustrado por no tener más material de primera mano del que escribir, decidí hacer el primer acercamiento echando un boleto del TotocalcioUna especie de infernal quiniela diaria que hay que cumplimentar de una manera que no llegué a entender, a pesar de las amables explicaciones de la señorita que atendía el negocio. Con el secreto e infantil anhelo de hcaerme rico con el Totocalcio como Ciccio el Napolitano en Cinema Paradiso me olvidé del fútbol hasta el día del partido.


3. UN ELEFANTE EN LA HABITACIÓN

Pintada antim
Sí, es difícil hablar de Sicilia y no hablar de la mafia, al fin y al cabo son los padres del invento. Más difícil es todavía si hablamos de fútbol, cuyo máximo organismo mundial es una organización criminal y se mueve como una mafia desde niveles internacionales a niveles locales. Valoremos en su justa medida. Ahora mismo los sicilianos están saliendo de un gran silencio, se han sacudido un temor de siglos, están hartos de que se relacione Sicilia con mafia (algo que es inevitable, su historia es la que es) y quieren poner en valor otro millón de virtudes que adornan su tierra. Para calibrar  qué es realmente la mafia hemos de  olvidarnos del halo romántico de El Padrino o de la "molonez" del genial James Gandolfini.:  entre 1981 y 1983 el Clan de los Corleoneses, un grupo de paletos sanguinarios que bajaron de la montaña a Palermo para hacerse con el poder, asesinó a mil personas en una guerra sin cuartel para conseguir el monopolio criminal de la capital. Desde este momento, los palermitanos estuvieron sometidos a la voluntad del siniestro Totó Riina, capo de capi de la familia, actualmente encarcelado. Finalmente, el jefe cayó tras los brutales asesinatos de los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borselini:Su megalomanía y brutalidad despertó a la socidead siciliana que comenzó un camino que recorre hasta hoy en día.
Actualmente, dicen los expertos, que de la mano de Berlusconi, la mafia ya no está en Sicilia, si no que fue al norte, y ya no es mafia de luppara y omertá si no de cuentas en las Islas Caimán y delitos financieros. 
Pero Palermo, antiguo paraíso mediterráneo, sigue mostrando las consecuencias de haber estado tanto tiempo secuestrada por la onorata societá: :  yonkis  viejos por el centro atestiguan que fue  Sicilia el gran laboratorio de heroína del mundo en los sesenta y los setenta tras la reunión del Hotel Des Palmes. Como contrapunto, pegatinas de "Este establecimiento no paga el pizzo" del movimiento Adio Pizzo, en numerosos locales dejan a las claras que tras años de amenazas y muertes, los ciudadanos piensan plantar cara al crimen organizado. 


Miccoli y sus relaciones con la mafia, un escándalo en Sicilia
El mundo del fútbol, tan dado a corruptelas y escándalos no es impermeable (más bien todo lo contrario) a la implantación mafiosa en la sociedad. Si hacemos una búsqueda rápida en Internet, encontrampos que  Zamparini, actual presidente del Palermo, declara en una charla en la Universidad   "que la mafia no existe, si no que es un invento de los antimafia para vivir de ello", discurso, por cierto que han utilizado históricamente los miembros de la organización para desmontar las acusaciones de juecesy fiscales. Luego tenemos las amistades peligrosas  del ex- capitán e internacional Fabrizio Miccoli con el entorno mafioso, el hijo del actual jefe de Palermo  U scintilluni o el sobrino del último capo de capi  Messina Denaro, actualmente en busca y captura .Implicado en algunos casos de extorsión, tuvo que pedir perdón entre lágrimas (no se sabe si de cocodrilo)  por su relación con la mafia.  Este no es el único caso de futbolistas codeándose con gente de dudosa reputación, tradición por otra parte implantada en el  calcio  desde antes de los tiempos de Maradona y que ha salpicado a jugadores como BallotelliTotti o Schilacchi. En caso de los jugadores sicilianos o napolitanos es difícil no crecer con algún amigo relacionado con ese ambiente o formar parte del mismo, todo está mezclado y nada es negro sobre blanco.  Por otra parte tampoco es fácil aclarar lo que empieza con una extorsión y acaba con la obligatoria relación entre el futbolista y y el mafioso. Lo que es seguro es que los capos de diversos niveles se enorgullecen de hacerse fotos con jugadores de élite y se legitiman poseyendo clubes de fútbol. Una situación complicada.


4C´È OGGI CALCIO: HOY HAY FÚTBOL


A la hora de publicar esta entrada, el Palermo   
trata de salir de los úlitmos puestos  de la clasficación  tras no sé cuantas jornadas sin ganar y cambiar de entrenador cada cuatro partidos (Ahora va por el noveno, un récord que deja al Atlético de Jesús Gil en calzoncillos). Por febrero, sin grandes alardes, el club gozaba de un colchón de puntos pero jugueteaba con la zona peligrosa de la tabla,. Il Giornale de Siclia decía esto del partido: "El Palermo de Bossi en busca de adelantar al Torino". Era un duelo directo pues para luchar por la tranquilidad que actualmente han perdido. Como ya adelantamos brevemente, este ha sido históricamente el lugar del Palermo: siempre oscilando entre la Serie A y la Serie B, con sus pequeños momentos de gloria, sobre todo en la época de Renzo Barberá, cuando llegaron a dos finales de la Copa de Italia, y la aportación de cuatro jugadores que militaban en sus filas a la selección italiana campeona  del mundo en 2006: Andrea BarzagliCristian ZaccardoSimone Barone, y Fabio Grosso

Pero el día del partido, no pensamos en la historia del Palermo, si no que soñamos con la vitoria del equipo local, así que emprendemos el viaje con la alegría de un domingo de fútbol como los de antaño. Cogemos el tren Termini -Palermo, cuyo trayecto transcurre siempre a pie de playa, ofreciendo al viajero el espectáculo del cristalino mar siciliano. De camino, dejamos atrás Baaghería, la patria chica de Giuseppe Tornatore,  y poco más tarde llegamos la Estación Central. Esquivamos a los yonkis que habitan por el barrio y nos dirijimos hacia el centro, donde está la tienda oficial del club, para comprar las entradas En  Via Maqueda, pleno centro de la ciudad, los edificios bombardeados en el 43 conservan el mismo aspecto que al terminar la guerra: las ruinas que nadie reconstruyó  conviven con tiendas de souvenirs, artesanía y comida típica en los bajos arreglados para el turista... En la Store Ufiziale, en contraste,  todo es todo muy limpio, muy ordenado, muy aséptico. Dentro nos atienden probamente las dos únicas personas de toda la ciudad que hablan más idiomas que el italiano y el dialecto. Allí cogemos dos entradas para tribuna y una camiseta de regalo. Imposible resistirse para un coleccionista de camisetas de fútbol, es probable que sea el Palermo el primer equipo del mundo que jugó con la camiseta rosaRosa como el dulce, negro como el amargo, desde 1907 nuestro colores,  es el lema del  club y la seña de identidad estampada en su camiseta, algo que define su devenir y su personalidad: dulce como la victoria y amargo como la derrota. No son como el Milan, o la Juve o los equipos del norte, avasalladores en sus números, con la vitoria siempre en la sangre. El Palermo sabe que en la vida ganas y pierdes y lo asumen como forma de vida, inluso como manera de afrontar la competición. A pesar de ello, desde 1936 hasta 1942 el equipo de la capital vistió de rojo y amarillo, con los colores de la enseña regional siciliana por imposición del régimen fascista que les prohibía usar el rosa en su uniforme.


Un lema que imprime carácter
Una vez tenemos las entradas nos disponemos a andar una caminata de 4 km hasta el estadio, que estoy seguro que es mucho más de lo que corrieron algunos jugadores del equipo rossonero durante el partido. Pasamos al lado de los monumentos más emblemáticos de la ciudad,el Teatro Massimo,  y el Teatro Politeama. Tras hora y media de paseo por Via Libertad, comenzamos a ver carteles que indican que estamos cerca de "La Favorita", que es como se conoce oficiosamente el estadio, y a respirar ambiente futbolero. Nos unimos  a una pequeña masa tranquila y casi silenciosa que camina hacia el coliseo. Alguna camiseta rosanera, pero poco más: ni enfervorecidos  ultras, ni apasionados cánticos, ni rugir de bombos y cornetas. En la valla exterior, control máximo: todos entrada y DNI en mano para que los carabineri comprueben la documentación de todo quisque, consecuencia de La ley Pisnau para prevenir la violencia en los estadios. Cerca de los tornos de acceso,la fotografía de un adolescente, muerto en disturbios entre aficiones hace unaos años, es honrada con flores y velas. Ya en el interior del recinto entramos al estadio por la puerta cinco.  Las entrañas de los estadios son todas iguales, vetustas  tripas de cemento y hormigón, baños reventados, columnas desnudas, olor a humedad. Pero el rugir del estadio allá fuera y la inminencia del espectáculo conforman esa sensación indescriptible mientras subimos la escalera de granito... Al salir por la puerta del vomitorio vemos un estadio coqueto, con una capacidad para 36.000 espectadores, no es muy grande, pero su estructura vertical y la montaña que se ve al fondo le da un encanto particular. Una vez cogidos nuestros asientos en la segunda zona de gradas y a punto de hacer un Laporta (salir cuando los jugadores ya estaban en el terreno de juego), nos disponemos a disfrutar del partido.

5.EL PARTIDO


Vista general de "La Favorita"
El Palermo, con uniforme rosa y negro, sale con una formación inicial de 4-5-1, "trivote",  con Franco Vázquez a los mandos, dos alas abiertos y Gilardino a la caza de algún balón. Por su parte, el Torino con su clásica equipación color burdeos, dispone de un típico 4-3-3 diseñado para el juego interior. En el minuto dos se le ponen las cosas de cara al equipo local, cuando el incombustible Alberto Gilardino remata con la zurda un balón que había mandado al área el extremo diestro Morganella tras ganar la línea de fondo.El plan de Bossi funcionaba, esperar en la frontal  el fallo del  paciente ataque turinés y salir a la contra. El poco público, concentrado en su gran mayoría en la histórica Curva Nord celebró el gol con rabia. El día se había aclarado, ya solo algunas inofensivas nubes blancas bailaban en el cielo límpido al son de la brisa marina. Se prometía una excelente tarde de fútbol para el tifoso palermitano. Hasta el minuto diez se suceden las ocasiones del equipo local, desbaratadas una y otra vez por Padelli, el portero del Toro. Poco a poco el equipo piamontés comienza a generar juego interior y se planta varias veces ante la portería de Sorrentino, hasta que en el 18, Morganella, esta vez en su área, comete un penalti sobre Inmobile que transforma él mismo. Sorrentino adivina la intención, pero el 10 coloca la bola al lado del poste derecho y el arquero se queda a centímetros de detenerlo. 1-1 y el pesimismo comienza a cundir en la grada. En nuestra grada la gente mira hacia arriba y a abuchea. La Televisión Italiana comenta el partido con cuatro presentadores. Uno de ellos lleva una bufanda del Torino y hace gestos provocativos a la grada... Televisión berlusconiana. El "Chiringuito" llevado al estadio. No tardaremos en verlo en España. 
Ahora es el Torino el que coge confianza y comienza a tener ocasiones. El centro del campo mueve la pelota a un toque y filtra balones entre líneas para  que Inmobile, asista a Belloti que  falla a puerta vacía. A nuestro lado, los seguidores comienzan a gesticular y a soltar exabrutos en dialecto siciliano "¡Minchia!". El silencio que precede a la catástrofe se apodera del estadio, con la excepción del bullicioso Fondo Norte, que anima con cánticos, tifos y pancartas con declaraciones de amor al equipo (el San Valentín del ultra) desde el minuto cero hata el minuto cien. Y en este clima, tras varias pérdidas del Palermo llega lo inevitable, el autogol de González, que desvía a la red un centro que estaba preparado para rematar el diez turinés.  Para colmo de males, Sorrentino se lesiona en el 38 y es sustituido por el jovencísimo Fabrizio Allastra. Con estas llegamos al descanso, muertos de sed, le compramos dos botellas de agua a un simpático vendedor ambulante sin nariz que anunciaba su mercancía por el estadio.

La segunda parte comienza como
Los perros de Palermo: Una actitud vital
acabó la primera, con el Torino apretando. Ahora es Allastra el héroe, que saca dos claras ocasiones de gol. Con el golpe anímico de que le remontaran el partido con un penalti y un autogol, al Palermo le cuesta recuperar la autoestima, pero todavía es capaz de soltar algún latigazo a la contra. Gilardino de nuevo, tiene el empate , pero el arquero Padelli realiza una parada de mérito. Tras esta ocasión, poco a  poco el equipo local se deja ir. Los jugadores se vuelven perezosos como la tarde, como los perros callejeros tumbados en el centro de Palermo, que alimentados por los tenderos, dormitan quince horas al día al sol de las aceras. Con el Palermo ya sumido en la melancolía, el héroe de la tarde, Ciro Inmóbile, que no se parece en nada al errático jugador que vimos en Sevilla, se interna en la banda, regatea al lateral hacia afuera y casi sin ángulo bate por tercera vez la meta rival. Es el minuto 69. Los jugadores rosaneros  entregan la cuchara y deambulan porel campo. El público pide reacción, coraje, más goles, hay tiempo para una remontada. Pero el tiempo va transcurriendo entre posesiones del Torino y algunos lances infructuosos de los extremos del Palermo que siempre acaban con pérdida de balón. Ahora, los hinchas del Torino, que son unos treinta y están situados en el gallinero más alejado de la Curva Nord,  hacen oir sus cánticos durante unos segundos, espoleados por la victoria de su equipo. Los ultras de la Nord no toleran esta afrenta y elevan su nivel de decibelios. El partido va muriendo. Tras dos minutos de añadido los jugadores se saludan amistosamente y se dirigen hacia el túnel de vestuarios, situado en el Fondo Sur. Tras diez partidos sin ganar el Torino le pasa su mala racha al Palermo, que empezaría ese día el Via Crucis que dura hasta hoy. El poder incuestionbale de mi gafe. La tristeza viaja otra vez del norte al sur. En silencio, salimos del estadio confundidos en la masa cabizbaja.



EPÍLOGO


De regreso a casa tengo ya la nostalgia ya antes de partir. Dicen los italianos que cuando vas al sur lloras dos veces, cuando llegas y cuando te vas. Aunque solo he estado una semana puedo intuir a qué se refieren Llueve durante el trayecto Palermo- Catania. El vuelo es terrorífico, turbulencias sacuden el frágil avión de Ryan- Air y hasta un rayo pone a prueba mi fe en la ciencia. Dirijo unas cuantas plegarias a Dennis Bergkaamp pero todo es inútil. Miro por la ventana para calcular más o menos en qué lugar del Mediterráneo va a caer mi cuerpo sin vida, pero no veo nada,el cielo está completamente nublado. No me queda más remedio que empezar a escribir sobre lo vivido en Sicilia. Parece que han transcurrido un millón de años desde que planee escribir esta entrada, quería hacer entrevistas, anotar algo más cercano sobre historias de fútbol y mafia, quería hablar de los derbis, de violencia de pasión. Quizá la próxima vez podré presencias un Catania- Palermo o un Messina- Catania... Pero la verdad, es que el fútbol no es una de las prioridades de los sicilianos, en cuya pirámide de Maslow ocupa el primero el segundo y el tercer lugar la comida. Aterrizado sano y salvo en Madrid, con algún kilo de más y el corazón lleno gelato de pistaccio ya solo estoy pensando en volver.

jueves, 4 de febrero de 2016

DOS CANCIONES Y ALGO MÁS QUE FÚTBOL

Manu Chao y Maradona, hablando de drogas probablemente
Quien más quien menos sabemos que "Maradona no es un tipo cualquiera" según canta Calamaro,  también algo de un "golazo de Mendieta" nos cuentan los soporíferos Planetas y sobre Kubala entona algunas estrofas el Serrat más forofo.  Sobre  Gento, un versito de Tabletom en "Algo así como un tango": ¿Do fueron de gardeles los eventos,perchelero farol?/¿Qué se hicieron de aquellos Paco Gento?/Se interna, centra y gol. Quien haya seguido las andanzas de Camarada Lobanovsky conocerá el tema "El Pibe de mi barrio", canción futbolero- festiva donde un cuarentón jugador de pachanga dominical se siente como el Pibe Valderrama metiendo goles en una portería hecha con dos ladrillos. De Maradona hay como unos treinta canciones, siendo las más canónicas las que canta Manu Chao. Los argentinos, muy dados al cántico cuentan con sonatas para casi todos sus jugadores (Bersuit tiene bastantes referencias balompédicas en sus canciones) y hasta el grupo de rumba rock Estopa tiene un simpático bootleg sobre Riquelme.  Luego hay  canciones de todos los cracks actuales, horribles raps  sobre Ozil y Zlatan, canciones impostadas de Messi incluso sobre Cristiano,¡Hasta el sosainas de Iniesta, ha sido el tema central de alguna desnortada canción! Todos estos hijos musicales del fútbol moderno pueden ser más o menos horrísonos, alegres o vacilones, pero tienen una cosa en común: no me dicen nada.

Aquí voy a hablar de dos canciones porque sus protagonistas son algo más que fútbol y sus cantantes algo más que hinchas. Las dos glosan una historia,como el juglar que canta la gesta del héroe.  Una de las canciones es Meio Do Campo(1973) del cantante Gilberto Gil, ahí es nada. La  bossa nova del coloso brasileño dice así: 

Prezado amigo Afonsinho 
Eu continuo aqui mesmo
Aperfeiçoando o imperfeito
Dando um tempo, dando um jeito
Desprezando a perfeição
Que a perfeição é uma meta
Defendida pelo goleiro
Que joga na seleção
E eu não sou Pelé nem nada
Se muito for, eu sou um Tostão.
Fazer um gol nessa partida não é fácil, meu irmão.






 ¿Quién es el "Querido amigo Alfonsinho" con el que comienza la tonada de Gilberto, al que le dice que hacer un gol en este partido no es fácil? Alfonsinho es Alfonso Celso García Reis , mediocampista del Botafogo en las décadas de los sesenta y setenta. Incansable luchador por los derechos de los futbolistas- y de los ciudadanos- y comunista de carteirinha (comunista de carné) como le tenían catalogado los servicios secretos de la policía. Se puede resumir, con cierta injusticia que Alnfonsinho fue Sócrates (el futbolista se entiende) antes que el propio Sócrates. Pelo largo, barba agreste, opositor al siniestro régimen militar que gobernaba Brasil, coincidía con el artífice de la "democracia corintiana" hasta en sus estudios de medicina. Precisamente tener barba y pelo largo y ser estudiante fue una fuente de problemas para él a la hora de trabajar en los clubes de fútbol. El presidente del Botafogo, Xisto Toniato, no quería estudiantes en su equipo, porque eran fuente de problemas (por rojos, es decir, por pensar), así que los que había fueron vendidos o cedidos, como el caso de Alfonsinho, que a mayores se llevaba mal con el entrenador, Mario "Lobo" Zagallo,extensión en los banquillode la oligarquía militar. Con estas, fue cedido al Olaria Atlético Clube de Río de Janeiro, un equipo bastante humilde de la capital carioca.


Es en esta nueva etapa donde deja crecer libre y salvaje sus barba y su melena, amenaza clara a las normas de convivencia impuestas por la ley marcial de corte de pelo a cepillo. A la vuelta de un viaje a Francia tiene que reincorporarse al Botafogo, pero al Viejo Lobo Zagallo no le gusta lo que ve, lo aparta en un entrenamiento y palabras textuales de Alfonsinho : "Me dijo que parecía un cantante, que no podía ser diferente a los demás. Que me tenía que afeitar la barba y cortar el pelo" * El presidente, que como hemos visto no era un adalid de tolerancia dictaminó:  "Si no se corta el pelo y la barba no le daremos uniforme, al final, quien paga es el Botafogo"  Es obvio que este ultimátum no era causado o no estaba solo causado por su aspecto físico, si no por sus ideas políticas y por ser incómodo al régimen, el cual no podía quitarse de encima tan fácilmente como otros estudiantes o activistas al estar continuamente en el foco público por su condición de futbolista. Obviamente el jugador no cedió y fue apartado sancionado sin jugar ni entrenar. Otros equipos intentaron entonces ficharle, pero el Botafogo decidió dar un castigo ejemplar  y no venderlo, simplemente condenarlo al ostracismo. Con su plaza de médico esperando, Alfonsinho no necesitaba del fútbol para ganarse la vida, pero el mediocampista no es de los que agachan la cabeza, así que comenzó una batalla legal por obtener lo que se llamó "Pase Libre" y que daba el derecho a los jugadores a decidir su futuro una vez acabado el contrato con el club y elegir a qué club querían ir. Como se puede deducir, los futbolistas vivían en aquella época en condiciones de semi- esclavitud, y más bajo la dictadura militar con los presidentes paniaguados del régimen. En este caso la lucha de Alfonsinho por sus derechos había sido llevada a nivel colectivo por el futbolista Just Fontaine en la liga francesa, donde los jugadores eran también juguetes en manos de presidentes autoritarios. Finalmente, con el Pase Libre bajo el brazo y con la razón que le había concedido la justicia deportiva, el médico, futbolista e incansable activista se fue a jugar al Santos de Pelé y continuó su carrera en otros equipos, siempre envidiado por sus compañeros, que como aquel que no va a la huelga y se beneficia de sus logros, querían el pase libre pero no se atrevían a enfrentarse al régimen. En 1974 el documental Passe Livre de Oswaldo Caldeira narra el proceso del comprometido jugador. (Y más recientemente en 2014 El documental Barba, Cabelo & Bidoe  retoma la historia) En 1973, el también opositor al régimen Gilberto Gil,(que llegó a estar en la cárcel)  le canta la canción que traemos a colación. Cuando el cantante dice Despreciando la perfección.../ que la perfección es el portero que juega en la selección se refiera al desafío barbado que realizó el jugador a la perfección estética militar, y lo de la la selección, es porque, aunque él, humilde, lo niega, existe consenso de que se quedó sin ir al Mundial de 1970 castigado por su actividad política y vetado por su batalla judicial. Así termina Gilberto: "Hacer un gol en este partido no es fácil, hermano" 

La segunda canción la compone y canta Alfredo Zitarrosa, Su título "Garrincha" no necesita más explicaciones sobre el tema. Acompañado de guitarras, este afortunado montaje de youtube nos sume en una espiral de belleza futbolístico- lírico- musical. Luego si tienen ganas, amados lectores, de ver otra vez el balón embarrado, sigan leyendo:




Garrincha es bastante más conocido por los futboleros de hoy en día que Alfonsinho eso no admite discusión. Su participación en los mundiales en el victorioso Brasil de Pelé, sus amagos, sus regates sus gambetas, le dieron el pase al Olimpo de los dioses del fútbol. Su vida y su muerte, en cambio, despiertan la simpatía de la gente que amamos las historias de los perdedores que luchan contra su cruz, y de vez en cuando, hasta ganan.  Como futbolista, malabarista del balón, amante del juego y del engaño más que de la meta unívoca del gol, es el típico futbolista al que te dan ganas de pegarle una patada y mandar al tercer anfiteatro junto con el balón si te toca defenderlo. Pero, inocente como un niño,(dicen que tenía la edad
El cantante del pueblo puso lírica a la lírica
mental de un niño de diez años) Garrincha no lo hacía con maldad, como dice Galeano: "Cuando él estaba allí, el campo de juego era un picadero de circo, la pelota un bicho amaestrado, el partido, una invitación a la fiesta. Garrincha no se dejaba sacar la pelota, niño defendiendo su mascota, y la pelota y él cometían diabluras que mataban de risa a la gente; él saltaba sobre ella, ella brincaba sobre él, ella se escondía, él se escapaba, ella lo corría" 
La letra de la canción de su amigo y admirador Zitarrosa es un buen resumen de su vida, caída y muerte. Nacido  Manuel Francisco Do Santos sus hermanos le bautizaron Garrincha como un pájaro feo que habita el Mato Grosso brasileño. Llegó al mundo con todos los impedimentos posibles, no ya para jugar al fútbol, si no para andar (patizambo con los pies girados ochenta grados hacia dentro, la pierna derecha seis centímetros más corta que la izquierda, columna vertebral torcida), la poliomielitis y su adicción temprana al tabaco no ayudaban a convertirle en un atleta. Cuando empezó a jugar al fútbol, los médicos se hacían cruces y efectivamente le auguraban una carrera bien corta. Pero como niño de favela supo convertir su necesidad en una virtud y las piernas mal operadas y zambas en lugar de ser un impedimento le sirvieron para engañar al rival en sus famosas fintas y gambetas. Fintando y gambeteando rivales llegó a jugar en el Botafogo y en el Corinthians, y como hemos visto en la selección nacional, aunque el 
psicólogo del 
Garrincha en el Botafogo
combinado brasileño declaraba que
era "un débil mental no apto para desenvolverse en un juego colectivo". A pesar de esto, Garrincha participó en las Copas del Mundo de Suecia 58, Chile 62 (donde fue elegido mejor jugador del torno) e Inglaterra 66. Brasil ganó los dos primeros y mientras jugador Garrincha y Pelé juntos la verdeamarela no perdió ningún partido. Amado por la afición brasileña, este muchacho zambo de extrarradio , fuera de la cancha, donde no podía jugar  con el balón, estaba vacío,y se intentó llenar con tabaco, alcohol y mujeres (14 hijos reconocidos de varias mujeres y amantes) Murió en 1983 completamente pobre y alcoholizado. 
Sobre su candidez, dos anécdotas:  cuentan que en el Mundial de Suecia se compró una radio, y un compañero le convenció de que la radio solo emitía en sueco. Garrincha se lo creyó y se la vendió por la mitad de lo que le había costado. Otra anécdota dice que mientras estaban recibiendo el trofeo de campeones en Suecia, le preguntó a Pelé cuando era el próximo partido...Él solo quería jugar con su juguete.
Garrincha ejercía sus picardías de malandra a la orilla de la cancha, sobre el borde derecho, lejos del centro; criado en los suburbios, en los suburbios jugaba. Jugaba para un club llamado Botafogo, que significa prendefuego, y ése era él; el botafogo que encendía los estadios, loco por el aguardiente y por todo lo ardiente, el que huía de las concentraciones, escapándose por la ventana, porque desde los lejanos andurriales lo llamaba alguna pelota que pedía ser jugada, alguna música que exigía ser bailada, alguna mujer que quería ser besada." Eduardo Galeano. Fútbol a Sol y Sombra.

*Información del libro "Futbolistas de Izquierdas" de Quique Peinado












jueves, 21 de enero de 2016

TRESCIENTOS SESENTA GRADOS

Hay historias que se deben empezar a contar por el final. Y hay finales de historias que son un billete a la inmortalidad. Sobre todo si son historias de diablos. Y más aún si lo son de diablos rojos; que le pregunten al Bayern Múnich si tienen o no grabado a fuego aquel final, minuto 92, del veintiséis de mayo del 99 en el Camp Nou, donde un viejo rockero llamado Teddy Sheringham y un asesino con cara de niño de nombre Ole Gunnar Solskjaer le abrieron las puertas del infierno.

La historia que aquí contamos es aún más antigua, casi veinte años se han desangrado día por día desde el plano secuencia en trescientos sesenta grados más desafiante, orgulloso y lleno de carácter del Teatro de los Sueños: Eric Cantona.

Hay mil motivos para recordar a Cantona, para quererlo, para subirlo a ese olimpo de locos geniales que hacen pensar a uno que en la vida hay más colores que el blanco, el negro y la asfixiante escala de grises que va de uno a otro; pero hay uno,   esa congelación del tiempo, ese imborrable y superlativo destello de carácter que te enamora nada más verlo: la celebración del gol que vistiendo la roja del Manchester United le marcó al Sunderland el 21 de diciembre de 1996. Si ese día Old Trafford no se vino abajo es que ya no se cae nunca, voto a Bríos.

El gol es un golazo, arrancando con magia maradoniana en el medio del campo, lleno de potencia después, energía en bruto y garra en la transición, con su apoyo en escudero y rebosante de pausa, suavidad y sueño para acunar el balón en las mallas después de quitar las telarañas de la escuadra. Y luego el éxtasis. Miles de gargantas rugen, explotan rindiendo pleitesía a la magia. Pero a ras de césped, el cazarrecompensas no participa de la bacanal. Solo, callado, girando sobre sí mismo mirando al horizonte como sólo Clint Eastwood sabe hacerlo cuando hace del Rubio. Está claro que en el mundo hay dos tipos de personas, los que empuñan las pistolas cargadas y los que cavan. Tú cavas.

Daniel Piñero




Daniel Piñero