martes, 18 de noviembre de 2014

USA 94: LA EPOPEYA DE LOS FORAJIDOS BÚLGAROS



USA 94: El mundial de los equipos emergentes.
La Copa del Mundo que se celebró en los Estados Unidos en 1994 fue para mi una especie de rito iniciático futbolístico. A mis casi trece primaveras, fue el primer mundial que vi con auténtico interés y plena consciencia. Proviniendo de una familia carente de apego por el balompédico arte, mi hermano – con el que tengo el placer de compartir la autoría de este blog- y yo desarrollamos una pasión exacerbada por el mismo como mecanismo de rebeldía y que fue una fuente inagotable de problemas para la convivencia familiar en los tiempos de una televisión por casa, con dos canales y sin mando. Con estas circunstancias, fue para nosotros una feliz coincidencia que la familia decidiera modernizarse y en la casa de mis abuelos (donde pasábamos las vacaciones de verano) cambiaran la televisión en blanco y negro ese año por una en flamante technicolor. Así pues la televisión en blanco y negro de seis pulgadas pasó a la habitación de los niños para que no les pusieran la cabeza como un bombo a sus padres, y ahí que nos vimos el mundial entero, despertándonos a las dos y a las cuatro de la mañana para ver un Rumania- Suiza o un Bélgica- Arabia Saudí.

De este magno evento, varias imágenes quedaron grabadas en mi retina y también en el imaginario colectivo: El fallo de Julio Salinas ante ante Italia en los cuartos de final del torneo y el posterior gol de Roberto Baggio, dejando en la foto para la eternidad al bueno de Abelardo corriendo para alcanzar un balón que nunca alcanzaría, la propia coleta del superclase Roberto Baggio, y el penalti que falló el mismo en la final, Roger Milla jugando al fútbol con sus 42 años, los estrambóticos atuendos de Jorge Campos, el portero de México, las volteretas de Henrik Larsson, por aquél entonces un joven rastas delantero, los seis goles de Salenko en un partido, el bigotón de Azkargorta, el triste suceso del asesinato de Escobar, el codazo de Tassotti, el positivo de Maradona en el teste anti-dopping... y como no, Bulgaria, Bulgaria entera, Bulgaria como equipo, Bulgaria como ente, Bulgaria como forma de entender la vida.


Para un ávido lector de Astérix- Ver Asterix y los Normandos- era difícil resistirte a la 
tentación de animar a un equipo en el que la norma onomástica marcaba que el apellido debía de terminar en -ov o como mucho en - ev.De los 22 miembros que formaban la selección búlgara, solo el aguafiestas de Petar Mitharski se salía de la norma. Estaba claro que con tal uniformidad y musicalidad en la alineación ese equipo estaba destinado a hacer algo grande. El equipo blanquiverde, jugaba con una alegría y desparpajo anárquico que dio una nota de color al mundial donde Brasil ganó la final por penaltis y cuyos mejores jugadores fueron Dunga y Jorginho... Quedaron para la eternidad las imágenes de los búlgaros, sentados en una mesa de camping en la terraza de su hotel de concentración, jugando timbas de póker a altas horas de la noche, fumando, riendo y voceando. Estaba claro que los balcánicos tenían talento; justamente comenzaban a salir jugadores a las ligas extranjeras desde la Bulgaria post soviética (Stoichkov, Balakov o Kostadinov), Europa comenzaba  a conocer estos jóvenes futbolistas de calidad,calidad gestionada y puesta en orden  por el seleccionador y ex-jugador del CSK Sofia,  Dimitar Penev, uno de los  más laureados de la historia del país. Con este cóctel de juventud, talento, libertad y acierto en la gestión, este equipo de fútbol del que nadie esperaba nada, hizo historia, una selección cuyo máximo logro en el fútbol internacional había sido la participación en la fase final de México 86 y que hasta la fecha no conocía ninguna victoria en su haber en la cita mundialista.

El equipo de ensueño gozaba de un estilismo muy personal.
Pero vayamos por partes. Si usted ha nacido de los años noventa para acá, es probable,  que solo haya conocido el fútbol de Nike y Adidas, de la Premier League de super contratos con televisiones, de gomina y duchas en los descansos, de Neymar y Ronaldo... Si esto es así, puede que cuando vea el póster de la selección nacional búlgara de U.S.A 94 confunda el mismo con un afiche de la Interpol de los terroristas más buscados. Y es que más que un equipo de fútbol Bulgaria parecía una  banda de forajidos, una pandilla de cuatreros, una troupe de gitanos ambulante o los contendientes de un partido de solteros contra casados (el equipo de los casados en concreto) que se habían venido arriba y habían llegado al mundial. Su actitud dentro y fuera del campo era la de no hacer prisioneros, guerrilla total, defensas que barrían la pelota, líberos que se tiraban al monte si guardaespaldas, carreras vertiginosas, pases medidos, cinco hombres llegando al remate en una contra de cinco segundos, una mezcla de libertad, clase, exposividad y talento, también de juergas nocturnas, timbas de póker, puros y cigarros fumados como si no hubiera un mañana y compañía de señoritas antes de los partidos... la indisciplina y el talento, marca registrada del pueblo búlgaro. 


Dicen que un gran equipo debe tener, por lo menos, un buen hombre por línea. El equipo búlgaro tenía un futbolista talentoso por línea, un buen portero y un delantero goleador, amén de actores secundarios que desarrollaban su papel a la perfección y que de vez en cuando se salían del guión para interpretar algún solo. Era inevitable, iba en su ser. Pero además, cada hombre de talento llevaba asociadas unas pintorescas características físicas o personales. Hagamos un rápido repaso por los más destacados:

Vaya pelazo Borislav, ¿Es natural?
En la meta estaba el portero Borislav Mihaylov, portero del que quedé prendado por sus paradas en momentos claves y su seguridad en los balones aéreos. Lo que yo no sabía y a lo que  no quería dar crédito es que ese héroe bajo los palos había recurrido a un implante de pelo para luchar contra su incipiente alopecia. Dulce inocencia, la verdad es que viendo las imágenes, se le nota el injerto más que un peluquín, pero he de decir en mi defensa que en esa época pre- Internet no podía constatar cómo el hombre, en una batalla contra natura había ganado pelo desde México 86 hasta USA 94. Cruel decepción la que sufrí al confirmar tal extremo,había convertido al bueno de Borsilvav en mi héroe y joder, los héroes no son calvos...

Ivanov, "El Lobo Indomable", no hacía
prisioneros ni dentro ni fuera dek campo.
En defensa podemos destacar al ínclito, el sello, la bandera, Trifon Ivanov. Todos nos acordamos de él. Feo como un demonio,basto como la lija del cuatro, conocido como "El Lobo Indomable“,con pinta de feriante, de cosaco, de ex- presidiario, de trilero, de lo que quieras, de todo menos futbolista. Si Pepe se lo encontrara en un callejón oscuro lloraría como un bebé, si el chico malo Balotelli rozara con su Porsche de camuflaje el carromato de Zíngaro de Ivanov huiría despavorido ante la perspectiva de enfrentarse a puño limpio o a navajazos con tan ilustre personaje... Poco aficionado a los entrenamientos, tenía la costumbre de fumarse un cigarro antes de los partidos, lo cual no bajaba su rendimiento, puesto que en el campo lo daba todo. Muy aficionado a los coches, llegó a comprarse hasta un tanque. También declaró  que durante el mundial de USA 94, los "chicos de oro", como fue conocida posteriormente esa generación victoriosa "éramos tan buenos bebiendo como jugando al fútbol“ Ahí queda eso. El caso es que en el campo transmitía seguridad atrás, era un defensa contundente, eficiente por arriba y expeditivo a ras de suelo donde arrebataba los balones con sus clásicos barridos. Además tenía un disparo excelente, recuerdo de su etapa de delantero. y subía al ataque con una alegría y desparpajo que no era del gusto de todos los entrenadores. En Bulgaria en cambio le dejaban hacer. Definitoria muestra de su carácter como futbolista y personaje, es el vídeo de su gol y posterior celebración contra Gales que inserto aquí abajo. Disfruten.






Iordan Letchkov, la pesadilla de" Giorgi "y otras marcas de
gomina.                                                                                   
En el centro del campo, en la sala de máquinas, donde se crea y se destruye la verdadera excelencia futbolística, el equipo del país del Mar Negro tenía varias estrellas capaces de dar pases medidos que deshacían una defensa, driblar y rematar llegando en segunda línea. Balakov era el superclase del equipo, tenía una extraordinaria visión de juego, conducía el balón como los ángeles y solía dar el último pase, el que dejaba solo a los delanteros ante el portero rival. Todo ello le valió entrar en el once ideal del mundial que se decidió al finalizar el torneo, junto a cracks como Romario, Hagi,o Roberto Baggio. Pero a pesar de todo esto, quien quedó grabado a fuego en las retinas de todos los espectadores no fue el jugador del Stuttgart, sino Iordan Letchkov. Y ¿Por qué? Miren la foto y vuelvan a hacerse la pregunta. Por su "estilismo" si se le puede llamar así. Está claro que en la selección búlgara se luchaba contra la alopecia de muchas maneras. La forma de Letchkov era no resignarse y dejarse brotar en ese desierto capilar, un coqueto mechón central aislado del resto de pelo que se batía ya en retirada. Con 27 años aparentaba tener cuarenta y cinco, y si Ivanov tenía cara de bandido zíngaro, el bueno de Iordan tenía cara de oficinista, de funcionario de Hacienda, de revisor de tren o  de electricista y esforzado padre de familia, es decir, como su amigo Trifon, de todo menos de futbolista. Pero no hay que ser injusto con él. Por muchos era conocido como "el Mago" tenía un regate excepcional y podía jugar en el centro del campo y volcado hacía la derecha, además poseía una gran capacidad para desarrollar trabajo defensivo y también  llegada en segunda línea, no en vano marcó un buen par de goles en la fase final de USA  94. Como se puede ver, un caramelito par cualquier entrenador actual. Como  curiosidad podemos comentar que vez terminado su periplo como futbolista se convirtió en un exitoso hombre de negocios y fue elegido alcalde en su ciudad natal, Silven que gobernó durante ocho años hasta que fue retirado de la alcaldía por acusaciones de corrupción.

Stoichkov, Bota de Oro con el
CSK Sofia y  Balón de Oro con el
Fútbol Club Barcelona
La última línea que nos queda repasar es la delantera, cuyo puntal era el killer Emil Kostadinov, ll que sería delantero del Deportivo de la Coruña (entonces militaba en el Oporto) tenía un amplio repertorio de remates y culminaba las jugadas colectivas del equipo. Buena muestra de ello es el gol que mete a Francia en las clasificatorias. Pero la verdadera figura de la delantera blanquiverde el que más tarde sería un viejo conocido por la afición española: Hristo Stoichkov. Comparado con sus compañeros podía pasar casi por modelo, pero él ya se encargaba de ponerse a la altura de garrulez de sus compañeros posando en las imágenes de relax al lado de la piscina con un ajustado bañador y el pecho lleno de cadenas de oro ¡Válgame! De Hristo poco podemos decir que no se sepa aquí, era un hooligan que en lugar de estar en la grada estaba en el campo, insultaba, pisaba, se metía con los árbitros y con los rivales, corría la banda como un gamo y tenía una zurda de oro. Héroe en el Barcelona del Dream Team, en el 94 terminó como máximo goleador del mundial empatado con el abusón de Salenko  y su actuación en el torneo le hizo merecedor del Balón de Oro.

Para que no quede nada en el tintero, podemos mencionar  otro gran jugador, perteneciente a este glorioso equipo y también conocido de la afición española,(jugó en el Valencia, Atlético de Madrid, Celta y Compostela) Luboslav Penev, sobrino del seleccionador, fue el gran ausente de la cita puesto que estaba en proceso de recuperación tras una intervención  quirúrgica debida a un cáncer de testículo, aunque había sido fundamental en los partidos clasificatorios, no pudo participar en la parte final de la gesta búlgara.

No me extenderé mucho narrando el periplo de este avezado grupo de salvajes futbolistas durante la fase final del mundial, pero sí mencionaremos algunos partidos clave que forman parte de la leyenda inmortal, leyenda que se comenzó a gestar  en un partido de clasificación, en el impagable escenario del Parque de los Príncipes. La lluviosa tarde del domingo17 de noviembre de 1993, maldita para los franceses, gloriosa para los búlgaros, la escuadra de Dimitar Penev arrebató de la forma que más duele la plaza mundialista a la Francia de Cantoná, Ginola y Deschamps.  A falta de la última jornada, los bleus comandaban la clasificación con 13 puntos, les seguía Suecia con 12 y Bulgaria con diez. A los franceses les bastaba un punto para clasificarse, y lo tenían amarrado en el minuto noventa, el partido iba 1-1 con goles de Cantoná y Kostadinov, cuando David Ginola tras una falta a favor, en lugar de apurar los segundos lanza un centro a nadie, que es despejado por el lateral la defensa  búlgara. El balón llega a Lubo Penev en posición de centrocampista y lanza un extraordinario pase de cuarenta metros a la carrera del delantero búlgaro que fusila al portero. Doblete de Kostadinov, Bulgaria a Estados Unidos, Francia a casa. Por favor, no dejen de ver los movimientos sin balón. Qué obra de arte. (Análisis más extenso en la Post Data)



Ya en EEUU los búlgaros comenzaron con mal pie, perdiendo contra la exitosa selección de Nigeria por 3 goles a cero, con goles de Yekini, Amokachi y Amunike. Los búlgaros se desquitaron con la cenicienta del grupo D, Grecia a la que arrasaron por cuatro goles a cero y comenzaron a dar la sorpresa de verdad ganando a Argentina (ya sin Maradona, expulsado por el famoso positivo en el test anti-dopping contra Nigeria), con goles de Stoichkov rematando una bella jugada de pase interior a la carrera y también de Sirakov. Con triple empate a seis puntos, pasaron los tres primeros como dictaminaban las normas mundialistas de entonces. En el partido de octavos contra México se llegó al final del tiempo reglamentario con empate a uno, goles de García Aspe y Stoichkov. Ya en la ronda de penaltis Mihaylov, el portero del implante de pelo, se convirtió el héroe al atajar dos penaltis, que dicho sea de paso, estaban fatal lanzados. Desde mi punto de vista, la mejor parada en esa tanda, la hizo el portero rival, el "discreto" Jorge Campos. Por cierto, vaya nivelazo de porteros en ese tornero, quizá un día merezcan una entrada en CamaradaLobanovsky, pero esa es otra historia.
Pasados los octavos, comenzaba lo serio, cuartos de final contra Alemania, el equipo que siempre gana en los estándares de definición de Gary Lineker.  Partido a cara de perro. Mathaus se adelanta de penalti en el 44. En el minuto 75 Illgner sale del área y hace falta a Stoichkov, él mismo se encarga de lanzarla y la clava por la escuadra. Dos minutos después Letchkov realiza un plástico remate de cabeza en plancha a un centro que viene por banda derecha y logra dar la vuelta al marcador. El tiempo pasa y Bulgaria a semifinales. 






Ya todos los equipos se toman en serio a esta manada de lobos de las montañas búlgaras, y ya todos los aficionados tenemos en el corazón a Bulgaria y su despreocupado "way of life", cuando llega el partido de semifinales contra la Italia de los Baggio, Maldini y Baressi. Los Dandis guaperas contra los forajidos salvajes.
El partido fue dominado por los italianos durante la primera parte,que desarrollaron un extraordinario fútbol,acosando continuamente la portería búlgara, y exigiendo brillantes  intervenciones del meta  Mihaylov. Pero el acoso acabó en derribo y el arma más letal de los italianos,Roberto Baggio, se destapó:  primero con un golazo de jugada individual en el minuto 20( tiro al palo largo desde el exterior del área) y  después terminando una jugada colectiva en  el minuto 25 tras pase de Albertini.. A juzgar por la caraja de la que hicieron gala los búlgaros, es de sospechar que ese día la resaca consecuente a la noche de póker y whisky había sido más dura de lo habitual. En el 44 Stoichkov recorta distancias tras un clamoroso penalti del portero italiani Pagliuca a Sirakov. En la segunda parte Bulgaria lo intentó con más ahínco, pero las ideas no estaban muy claras, hasta que llegó la jugada de la polémica, cuando un disparo de Kostadinov impacta claramente en las dos manos de Costacurta dentro del área. El árbitro no pita nada. Stoichkov enloquece, pero de nada sirven las protestas. Las suspicacias afloran en la afición búlgara. El árbitro, Joël Quiniou es francés,  y justamente ellos habían dejado en la cuneta a Francia al clasificarse para el mundial. ¿Retorcida venganza? Con los franceses nunca se sabe. El caso es que este señor pasó a ser el enemigo público número uno en Bulgaria, y que el equipo nacional cayó en semifinales, no pudiendo alcanzar la gloria total, y jugando el tercer y cuarto puesto contra la Suecia de Larsson, Brolin y Kenneth Andersson. Pero los búlgaros decidieron que habían hecho todo lo que tenían que hacer, y que los días que les quedaban en EEUU serían de vino y rosas, así que pasaron de preparar el partido, salieron al campo con una resaca de tres pares de narices y Suecia les metió cuatro. Ese mundial lo ganó Brasil en los penaltis tras una soporífera final, pero los verdaderos ganadores fueron suecos y búlgaros que llevaron la sorpresa, la alegría y el buen fútbol a los ojos del mundo.




PD: DIMITAR PENEV:

Cualquier artículo que puedas leer por la red sobre su relevancia en el éxito del equipo nacional búlgaro coincide en la siguente aseveración: El seleccionador dejaba hacer ante el talento búlgaro sin intervenir demasiado en la preparación Parece que hay acuerdo, pero yo pongo en seria duda que el hombre se limitara a ser comparsa en la fiesta privada de Stoihckov y sus compañeros de farra. Una cosa es que conociendo el temperamento búlgaro el entrenador y ex defensa central dejara a los jugadores explayarse lejos del campo de entrenamiento y otra es que se limitara a "poner a los buenos" como repiten los ignorantes a voces en las diferentes tertulias telefónicas. Solo hay que ver los goles de Bulgaria que he se muestran en esta entrada para darse cuenta de que en ese equipo hay unos mecanismos aprendidos que se repiten de memoria. Quizá por eso Penev llevó a la selección varios jugadores que conocía bien puesto que los había tenido al mando en el CSK Sofia como Stoichkov y Kostadinov. Al ver el gol que da la clasificación ante Francia, es evidente para un ojo mínimamente entrenado, observa unos mecanismos de fútbol tota l( muy en boga entonces en los equipos de Europa del Este) imposibles de llevar a cabo sin una preparación seria y concienzuda. Repasemos la jugada: Ginola centra, y el balón perdido lo recoge el lateral derecho Hubtchev, al que como una flecha se le acerca Ivanov para darle la ayuda en la transición ataque- defensa. Una vez suelta la bola, el lateral corre la banda como si no hubiera un mañana aprovechando el espacio creado a la espalda por el movimiento de arrastre de los delanteros búlgaros. Uno de ellos es Penev, que abandona su posición de delantero centro para recibir el balón en la línea de medios. Ivanov le cede rápidamente el balón en un pase comprometido al centro del campo. Penev se da la vuelta y realiza un pase superclase de  treinta metros, a la carrera de Kostadinov que precisamente aprovecha el desajuste defensivo provocado por la subida del lateral. Kostadinov chuta y marca con la ayuda del defensa francés, pero al remate han llegado hasta tres hombres: lateral, extremo izquierdo y centrocampista. El 3-4-3 superofensivo que desarrollaba el bueno de Dimitarsolo era posible con este intercambio continuo de posiciones. La llegada en segunda línea de hombres como Lechkov y los ataques al espacio de Stoichkov sobre los pases de Balakov indican que en el entrenamiento quizá no corrían mucho, pero tampoco se dedicaban exclusivamente a estudiar la forma de desplumar a sus compañeros de de equipo en sus míticas timbas.