sábado, 30 de abril de 2016

ROSA COMO EL DULCE, NEGRO COMO EL AMARGO: AVENTURAS EN PALERMO



1. EL BALÓN Y LA BOTA

La puntera es Calabria, el balón, Sicilia.
Italia tiene forma de bota. Así aprendíamos geografía de pequeños con los mapas del libro de socialesItalia parece una bota a punto de arrear un puntapié. El receptor del  punterazo no es otro que  Sicilia, que parece un balón pinchado, como si  Sofía Loren, en traje de gala, estuviera haciendo el saque de honor de un partido entre yonkis en cualquier descampado  de Palermo. Pensándolo bien, no es mala forma de definir la isla, donde lo sublime y lo sórdido conviven pared con pared. 
Con este símil sociológico- geográfico en la mente, me disponía iniciar un viaje en el que pretendía indagar más a fondo sobre elfútbol siciliano. A pesar de que casi siempre ha tenido presencia en las máximas competiciones, el  calcio de la isla no goza últimamente de buena salud:   El Palermo se ha convertido en un equipo ascensor entre Serie B y Serie A.  Tuvo sus momentos de gloria en el pasado, su desaparición y su refundación como casi todos los clubes italianos  y  llegó a a su punto álgido cuando aportó a cuatro jugadores para la selección italiana campeona en Alemania 2006. El Catania Calcio, su archirrival  ocupa la parte baja de la tabla en la Lega Pro, el equivalente de la tercera división.  Actualmente, el mayor aliciente para los hinchas locales es ganar el derbi contra sus rivales históricos. A esta rivalidad se ha unido en los úlitmos años  Messina, conformando un triunvirato de enemistad que a veces se va de las manos. Los enfrentamientos entre ultras de estos equipos suelen devenir en batallas campales: en 2007 un policía resultó muerto a causa de los disturbios tras el partido.
Este año, no ha habido derbis sicilianos, pero afortundamente, el calendario de la Serie A se acomodaba bien a mi plan: un Palermo- Torino se habría de jugar el  domingo 14 de Febrero de 2016, también conocido por los católicos como día de San Cirilo y San Metodio, al poco de mi llegada, así que decicí programar el partido como el evento central del viaje. Un duelo norte- sur era un regalo para mi mente calenturienta, donde todavía quedan posos  ese calcio mítico y mitificado con el que crecí donde el Milan de Sacchi, de Baresi, de Van Basten gobernaba con mano de hierro y fútbol de precisión Europa. Ese calcio de los equipos temibles, el Torino de Martín Vázquez, el Parma de Asprilla, la Fiorentina de Batistuta, equipos que solo podías ver en los partidos de Copa de Europa que echaban en TVE y jugadores que conocías si algún compañero rumboso de tu clase decidía gastarse la paga enterita en una Don Balón que pasaba de mano en mano como tesoro de sabiduría compartida.


2.DENNIS BERGKAMP, LA BIENVENIDA SICILIANA Y EL TOTOCALCIO


Panino de milza: la bienvenida
Esperando al avión en el aeropuerto, pensé mucho sobre Dennis Bergkamp y su razonbale miedo a los aviones. Un genio como él, no puede estar equivocado. Millones de personas cogen aviones a diario y no destacan en nada especial. En cambio él nunca viajaba vía aérea y metió EL GOL. Con estos pensamientos alimentaba mi fobia a volar en la sala de embarque a las tantas de la madrugada.  Tras esperar cinco horas intentando dormir en las sillas de plástico no me acordaba ni de el holandés, ni de M.A Barracus ni de la madre que los parió. No hay mal que por bien no venga, una vez monté el avión me quedé dormido cual Mágíco González. De Catania a Palermo, dos horas y media de autobús atravesando campos de mandarinos, limoneros, naranjos y chumberas bajo la vigilante mirada del Etna. En la estación de Palermo, que algunos optimistas dirían que es muy auténtica ,  me esperaban Araceli (españolaarquitecta, talentosa, exiliada laboral, guía excepcional y futbolera obligada) y Marina (restauradora, casera atenta y mamma siciliana)  para someterme a la primera prueba palermitana: Se trataba de zampar. En Sicilia, casi todo se trata de comer. Marina me tenía preparados dos panini comprados en un negozzio de Brancaccio: uno de pane panele (torta de harina de garbanzos y croqueta de patata) y otro de milza (bazo cocinado en manteca de cerdo). No le iba a hacer ascos un charro a un bocata de bazo, si aquí del cerdo nos comemos hasta el alma, así que comí la milza con gusto y hambre y comencé a disfrutar de Palermo
En fin, de fútbol estábamos hablando, una vez pasada la prueba palermitana, tocaba la indagar entre los conocidos nativos sobre el calcio de la isla. El resultado fue un descorazonador cero de cinco: Mis nuevos amigos sicilianos me abrieron su casa, me sentaron a su mesa, me guiaron por Palermo, en definitiva fueron excelente anfitriones, pero de fútbol ni papa. Así que frustrado por no tener más material de primera mano del que escribir, decidí hacer el primer acercamiento echando un boleto del TotocalcioUna especie de infernal quiniela diaria que hay que cumplimentar de una manera que no llegué a entender, a pesar de las amables explicaciones de la señorita que atendía el negocio. Con el secreto e infantil anhelo de hcaerme rico con el Totocalcio como Ciccio el Napolitano en Cinema Paradiso me olvidé del fútbol hasta el día del partido.


3. UN ELEFANTE EN LA HABITACIÓN

Pintada antim
Sí, es difícil hablar de Sicilia y no hablar de la mafia, al fin y al cabo son los padres del invento. Más difícil es todavía si hablamos de fútbol, cuyo máximo organismo mundial es una organización criminal y se mueve como una mafia desde niveles internacionales a niveles locales. Valoremos en su justa medida. Ahora mismo los sicilianos están saliendo de un gran silencio, se han sacudido un temor de siglos, están hartos de que se relacione Sicilia con mafia (algo que es inevitable, su historia es la que es) y quieren poner en valor otro millón de virtudes que adornan su tierra. Para calibrar  qué es realmente la mafia hemos de  olvidarnos del halo romántico de El Padrino o de la "molonez" del genial James Gandolfini.:  entre 1981 y 1983 el Clan de los Corleoneses, un grupo de paletos sanguinarios que bajaron de la montaña a Palermo para hacerse con el poder, asesinó a mil personas en una guerra sin cuartel para conseguir el monopolio criminal de la capital. Desde este momento, los palermitanos estuvieron sometidos a la voluntad del siniestro Totó Riina, capo de capi de la familia, actualmente encarcelado. Finalmente, el jefe cayó tras los brutales asesinatos de los jueces antimafia Giovanni Falcone y Paolo Borselini:Su megalomanía y brutalidad despertó a la socidead siciliana que comenzó un camino que recorre hasta hoy en día.
Actualmente, dicen los expertos, que de la mano de Berlusconi, la mafia ya no está en Sicilia, si no que fue al norte, y ya no es mafia de luppara y omertá si no de cuentas en las Islas Caimán y delitos financieros. 
Pero Palermo, antiguo paraíso mediterráneo, sigue mostrando las consecuencias de haber estado tanto tiempo secuestrada por la onorata societá: :  yonkis  viejos por el centro atestiguan que fue  Sicilia el gran laboratorio de heroína del mundo en los sesenta y los setenta tras la reunión del Hotel Des Palmes. Como contrapunto, pegatinas de "Este establecimiento no paga el pizzo" del movimiento Adio Pizzo, en numerosos locales dejan a las claras que tras años de amenazas y muertes, los ciudadanos piensan plantar cara al crimen organizado. 


Miccoli y sus relaciones con la mafia, un escándalo en Sicilia
El mundo del fútbol, tan dado a corruptelas y escándalos no es impermeable (más bien todo lo contrario) a la implantación mafiosa en la sociedad. Si hacemos una búsqueda rápida en Internet, encontrampos que  Zamparini, actual presidente del Palermo, declara en una charla en la Universidad   "que la mafia no existe, si no que es un invento de los antimafia para vivir de ello", discurso, por cierto que han utilizado históricamente los miembros de la organización para desmontar las acusaciones de juecesy fiscales. Luego tenemos las amistades peligrosas  del ex- capitán e internacional Fabrizio Miccoli con el entorno mafioso, el hijo del actual jefe de Palermo  U scintilluni o el sobrino del último capo de capi  Messina Denaro, actualmente en busca y captura .Implicado en algunos casos de extorsión, tuvo que pedir perdón entre lágrimas (no se sabe si de cocodrilo)  por su relación con la mafia.  Este no es el único caso de futbolistas codeándose con gente de dudosa reputación, tradición por otra parte implantada en el  calcio  desde antes de los tiempos de Maradona y que ha salpicado a jugadores como BallotelliTotti o Schilacchi. En caso de los jugadores sicilianos o napolitanos es difícil no crecer con algún amigo relacionado con ese ambiente o formar parte del mismo, todo está mezclado y nada es negro sobre blanco.  Por otra parte tampoco es fácil aclarar lo que empieza con una extorsión y acaba con la obligatoria relación entre el futbolista y y el mafioso. Lo que es seguro es que los capos de diversos niveles se enorgullecen de hacerse fotos con jugadores de élite y se legitiman poseyendo clubes de fútbol. Una situación complicada.


4C´È OGGI CALCIO: HOY HAY FÚTBOL


A la hora de publicar esta entrada, el Palermo   
trata de salir de los úlitmos puestos  de la clasficación  tras no sé cuantas jornadas sin ganar y cambiar de entrenador cada cuatro partidos (Ahora va por el noveno, un récord que deja al Atlético de Jesús Gil en calzoncillos). Por febrero, sin grandes alardes, el club gozaba de un colchón de puntos pero jugueteaba con la zona peligrosa de la tabla,. Il Giornale de Siclia decía esto del partido: "El Palermo de Bossi en busca de adelantar al Torino". Era un duelo directo pues para luchar por la tranquilidad que actualmente han perdido. Como ya adelantamos brevemente, este ha sido históricamente el lugar del Palermo: siempre oscilando entre la Serie A y la Serie B, con sus pequeños momentos de gloria, sobre todo en la época de Renzo Barberá, cuando llegaron a dos finales de la Copa de Italia, y la aportación de cuatro jugadores que militaban en sus filas a la selección italiana campeona  del mundo en 2006: Andrea BarzagliCristian ZaccardoSimone Barone, y Fabio Grosso

Pero el día del partido, no pensamos en la historia del Palermo, si no que soñamos con la vitoria del equipo local, así que emprendemos el viaje con la alegría de un domingo de fútbol como los de antaño. Cogemos el tren Termini -Palermo, cuyo trayecto transcurre siempre a pie de playa, ofreciendo al viajero el espectáculo del cristalino mar siciliano. De camino, dejamos atrás Baaghería, la patria chica de Giuseppe Tornatore,  y poco más tarde llegamos la Estación Central. Esquivamos a los yonkis que habitan por el barrio y nos dirijimos hacia el centro, donde está la tienda oficial del club, para comprar las entradas En  Via Maqueda, pleno centro de la ciudad, los edificios bombardeados en el 43 conservan el mismo aspecto que al terminar la guerra: las ruinas que nadie reconstruyó  conviven con tiendas de souvenirs, artesanía y comida típica en los bajos arreglados para el turista... En la Store Ufiziale, en contraste,  todo es todo muy limpio, muy ordenado, muy aséptico. Dentro nos atienden probamente las dos únicas personas de toda la ciudad que hablan más idiomas que el italiano y el dialecto. Allí cogemos dos entradas para tribuna y una camiseta de regalo. Imposible resistirse para un coleccionista de camisetas de fútbol, es probable que sea el Palermo el primer equipo del mundo que jugó con la camiseta rosaRosa como el dulce, negro como el amargo, desde 1907 nuestro colores,  es el lema del  club y la seña de identidad estampada en su camiseta, algo que define su devenir y su personalidad: dulce como la victoria y amargo como la derrota. No son como el Milan, o la Juve o los equipos del norte, avasalladores en sus números, con la vitoria siempre en la sangre. El Palermo sabe que en la vida ganas y pierdes y lo asumen como forma de vida, inluso como manera de afrontar la competición. A pesar de ello, desde 1936 hasta 1942 el equipo de la capital vistió de rojo y amarillo, con los colores de la enseña regional siciliana por imposición del régimen fascista que les prohibía usar el rosa en su uniforme.


Un lema que imprime carácter
Una vez tenemos las entradas nos disponemos a andar una caminata de 4 km hasta el estadio, que estoy seguro que es mucho más de lo que corrieron algunos jugadores del equipo rossonero durante el partido. Pasamos al lado de los monumentos más emblemáticos de la ciudad,el Teatro Massimo,  y el Teatro Politeama. Tras hora y media de paseo por Via Libertad, comenzamos a ver carteles que indican que estamos cerca de "La Favorita", que es como se conoce oficiosamente el estadio, y a respirar ambiente futbolero. Nos unimos  a una pequeña masa tranquila y casi silenciosa que camina hacia el coliseo. Alguna camiseta rosanera, pero poco más: ni enfervorecidos  ultras, ni apasionados cánticos, ni rugir de bombos y cornetas. En la valla exterior, control máximo: todos entrada y DNI en mano para que los carabineri comprueben la documentación de todo quisque, consecuencia de La ley Pisnau para prevenir la violencia en los estadios. Cerca de los tornos de acceso,la fotografía de un adolescente, muerto en disturbios entre aficiones hace unaos años, es honrada con flores y velas. Ya en el interior del recinto entramos al estadio por la puerta cinco.  Las entrañas de los estadios son todas iguales, vetustas  tripas de cemento y hormigón, baños reventados, columnas desnudas, olor a humedad. Pero el rugir del estadio allá fuera y la inminencia del espectáculo conforman esa sensación indescriptible mientras subimos la escalera de granito... Al salir por la puerta del vomitorio vemos un estadio coqueto, con una capacidad para 36.000 espectadores, no es muy grande, pero su estructura vertical y la montaña que se ve al fondo le da un encanto particular. Una vez cogidos nuestros asientos en la segunda zona de gradas y a punto de hacer un Laporta (salir cuando los jugadores ya estaban en el terreno de juego), nos disponemos a disfrutar del partido.

5.EL PARTIDO


Vista general de "La Favorita"
El Palermo, con uniforme rosa y negro, sale con una formación inicial de 4-5-1, "trivote",  con Franco Vázquez a los mandos, dos alas abiertos y Gilardino a la caza de algún balón. Por su parte, el Torino con su clásica equipación color burdeos, dispone de un típico 4-3-3 diseñado para el juego interior. En el minuto dos se le ponen las cosas de cara al equipo local, cuando el incombustible Alberto Gilardino remata con la zurda un balón que había mandado al área el extremo diestro Morganella tras ganar la línea de fondo.El plan de Bossi funcionaba, esperar en la frontal  el fallo del  paciente ataque turinés y salir a la contra. El poco público, concentrado en su gran mayoría en la histórica Curva Nord celebró el gol con rabia. El día se había aclarado, ya solo algunas inofensivas nubes blancas bailaban en el cielo límpido al son de la brisa marina. Se prometía una excelente tarde de fútbol para el tifoso palermitano. Hasta el minuto diez se suceden las ocasiones del equipo local, desbaratadas una y otra vez por Padelli, el portero del Toro. Poco a poco el equipo piamontés comienza a generar juego interior y se planta varias veces ante la portería de Sorrentino, hasta que en el 18, Morganella, esta vez en su área, comete un penalti sobre Inmobile que transforma él mismo. Sorrentino adivina la intención, pero el 10 coloca la bola al lado del poste derecho y el arquero se queda a centímetros de detenerlo. 1-1 y el pesimismo comienza a cundir en la grada. En nuestra grada la gente mira hacia arriba y a abuchea. La Televisión Italiana comenta el partido con cuatro presentadores. Uno de ellos lleva una bufanda del Torino y hace gestos provocativos a la grada... Televisión berlusconiana. El "Chiringuito" llevado al estadio. No tardaremos en verlo en España. 
Ahora es el Torino el que coge confianza y comienza a tener ocasiones. El centro del campo mueve la pelota a un toque y filtra balones entre líneas para  que Inmobile, asista a Belloti que  falla a puerta vacía. A nuestro lado, los seguidores comienzan a gesticular y a soltar exabrutos en dialecto siciliano "¡Minchia!". El silencio que precede a la catástrofe se apodera del estadio, con la excepción del bullicioso Fondo Norte, que anima con cánticos, tifos y pancartas con declaraciones de amor al equipo (el San Valentín del ultra) desde el minuto cero hata el minuto cien. Y en este clima, tras varias pérdidas del Palermo llega lo inevitable, el autogol de González, que desvía a la red un centro que estaba preparado para rematar el diez turinés.  Para colmo de males, Sorrentino se lesiona en el 38 y es sustituido por el jovencísimo Fabrizio Allastra. Con estas llegamos al descanso, muertos de sed, le compramos dos botellas de agua a un simpático vendedor ambulante sin nariz que anunciaba su mercancía por el estadio.

La segunda parte comienza como
Los perros de Palermo: Una actitud vital
acabó la primera, con el Torino apretando. Ahora es Allastra el héroe, que saca dos claras ocasiones de gol. Con el golpe anímico de que le remontaran el partido con un penalti y un autogol, al Palermo le cuesta recuperar la autoestima, pero todavía es capaz de soltar algún latigazo a la contra. Gilardino de nuevo, tiene el empate , pero el arquero Padelli realiza una parada de mérito. Tras esta ocasión, poco a  poco el equipo local se deja ir. Los jugadores se vuelven perezosos como la tarde, como los perros callejeros tumbados en el centro de Palermo, que alimentados por los tenderos, dormitan quince horas al día al sol de las aceras. Con el Palermo ya sumido en la melancolía, el héroe de la tarde, Ciro Inmóbile, que no se parece en nada al errático jugador que vimos en Sevilla, se interna en la banda, regatea al lateral hacia afuera y casi sin ángulo bate por tercera vez la meta rival. Es el minuto 69. Los jugadores rosaneros  entregan la cuchara y deambulan porel campo. El público pide reacción, coraje, más goles, hay tiempo para una remontada. Pero el tiempo va transcurriendo entre posesiones del Torino y algunos lances infructuosos de los extremos del Palermo que siempre acaban con pérdida de balón. Ahora, los hinchas del Torino, que son unos treinta y están situados en el gallinero más alejado de la Curva Nord,  hacen oir sus cánticos durante unos segundos, espoleados por la victoria de su equipo. Los ultras de la Nord no toleran esta afrenta y elevan su nivel de decibelios. El partido va muriendo. Tras dos minutos de añadido los jugadores se saludan amistosamente y se dirigen hacia el túnel de vestuarios, situado en el Fondo Sur. Tras diez partidos sin ganar el Torino le pasa su mala racha al Palermo, que empezaría ese día el Via Crucis que dura hasta hoy. El poder incuestionbale de mi gafe. La tristeza viaja otra vez del norte al sur. En silencio, salimos del estadio confundidos en la masa cabizbaja.



EPÍLOGO


De regreso a casa tengo ya la nostalgia ya antes de partir. Dicen los italianos que cuando vas al sur lloras dos veces, cuando llegas y cuando te vas. Aunque solo he estado una semana puedo intuir a qué se refieren Llueve durante el trayecto Palermo- Catania. El vuelo es terrorífico, turbulencias sacuden el frágil avión de Ryan- Air y hasta un rayo pone a prueba mi fe en la ciencia. Dirijo unas cuantas plegarias a Dennis Bergkaamp pero todo es inútil. Miro por la ventana para calcular más o menos en qué lugar del Mediterráneo va a caer mi cuerpo sin vida, pero no veo nada,el cielo está completamente nublado. No me queda más remedio que empezar a escribir sobre lo vivido en Sicilia. Parece que han transcurrido un millón de años desde que planee escribir esta entrada, quería hacer entrevistas, anotar algo más cercano sobre historias de fútbol y mafia, quería hablar de los derbis, de violencia de pasión. Quizá la próxima vez podré presencias un Catania- Palermo o un Messina- Catania... Pero la verdad, es que el fútbol no es una de las prioridades de los sicilianos, en cuya pirámide de Maslow ocupa el primero el segundo y el tercer lugar la comida. Aterrizado sano y salvo en Madrid, con algún kilo de más y el corazón lleno gelato de pistaccio ya solo estoy pensando en volver.