USA 94: El mundial de los equipos emergentes. |
La
Copa del Mundo que se celebró en los Estados Unidos en 1994 fue para mi una
especie de rito iniciático futbolístico. A mis casi trece primaveras, fue el
primer mundial que vi con auténtico interés y plena consciencia.
Proviniendo de una familia carente de apego por el balompédico arte, mi hermano
– con el que tengo el placer de compartir la autoría de este blog- y yo
desarrollamos una pasión exacerbada por el mismo como mecanismo de rebeldía y
que fue una fuente inagotable de problemas para la convivencia familiar en los
tiempos de una televisión por casa, con dos canales y sin mando. Con estas
circunstancias, fue para nosotros una feliz coincidencia que la familia
decidiera modernizarse y en la casa de mis abuelos (donde pasábamos las
vacaciones de verano) cambiaran la televisión en blanco y negro ese año por una
en flamante technicolor. Así pues la televisión en blanco y negro de seis
pulgadas pasó a la habitación de los niños para que no les pusieran la cabeza
como un bombo a sus padres, y ahí que nos vimos el mundial entero,
despertándonos a las dos y a las cuatro de la mañana para ver un Rumania- Suiza
o un Bélgica- Arabia Saudí.
De
este magno evento, varias imágenes quedaron grabadas en mi retina y también en el imaginario colectivo: El fallo de Julio Salinas ante ante Italia en los
cuartos de final del torneo y el posterior gol de Roberto Baggio, dejando en la foto para
la eternidad al bueno de Abelardo corriendo para alcanzar un balón que nunca alcanzaría, la propia coleta del superclase Roberto Baggio, y el penalti
que falló el mismo en la final, Roger Milla jugando al fútbol con sus 42 años,
los estrambóticos atuendos de Jorge Campos, el portero de México, las volteretas
de Henrik Larsson, por aquél entonces un joven rastas delantero, los seis goles
de Salenko en un partido, el bigotón de Azkargorta, el triste suceso del asesinato de Escobar, el codazo de Tassotti, el
positivo de Maradona en el teste anti-dopping...
y como no, Bulgaria, Bulgaria entera, Bulgaria como equipo, Bulgaria como ente,
Bulgaria como forma de entender la vida.
Para
un ávido lector de Astérix- Ver Asterix y los Normandos- era difícil resistirte
a la
tentación de animar a un equipo en el que la norma onomástica marcaba que el apellido debía de terminar en -ov o como mucho en - ev.De los 22
miembros que formaban la selección búlgara, solo el aguafiestas de Petar
Mitharski se salía de la norma. Estaba claro que con tal uniformidad y musicalidad en la alineación ese equipo
estaba destinado a hacer algo grande. El equipo blanquiverde, jugaba con una
alegría y desparpajo anárquico que dio una nota de color al mundial donde
Brasil ganó la final por penaltis y cuyos mejores jugadores fueron Dunga y Jorginho... Quedaron para la eternidad las imágenes de los búlgaros, sentados en una mesa de camping en la terraza de su hotel de concentración, jugando timbas de póker a altas horas de la noche, fumando, riendo y voceando. Estaba claro que los balcánicos tenían talento; justamente comenzaban a salir jugadores a las ligas
extranjeras desde la Bulgaria post soviética (Stoichkov, Balakov o Kostadinov),
Europa comenzaba a conocer estos jóvenes futbolistas de calidad,calidad gestionada y puesta en orden por el seleccionador y ex-jugador del CSK Sofia, Dimitar Penev, uno de los más laureados
de la historia del país. Con
este cóctel de juventud, talento, libertad y acierto en la gestión, este equipo de fútbol del que nadie esperaba nada, hizo historia, una selección cuyo máximo logro en el
fútbol internacional había sido la participación en la fase final de México 86
y que hasta la fecha no conocía ninguna victoria en su haber en la cita mundialista.
El equipo de ensueño gozaba de un estilismo muy personal. |
Pero vayamos
por partes. Si usted ha nacido de los años noventa para acá, es probable, que solo haya conocido el fútbol de Nike y Adidas, de la Premier League de
super contratos con televisiones, de gomina y duchas en los descansos, de Neymar
y Ronaldo... Si esto es así, puede que cuando vea el póster de la selección
nacional búlgara de U.S.A 94 confunda el mismo con un afiche de la Interpol de los terroristas
más buscados. Y es que más que un equipo de fútbol Bulgaria parecía una banda de forajidos, una pandilla de
cuatreros, una troupe de gitanos ambulante o los contendientes de un partido de
solteros contra casados (el equipo de los casados en concreto) que se habían
venido arriba y habían llegado al mundial. Su actitud dentro y fuera del campo
era la de no hacer prisioneros, guerrilla total, defensas que barrían la pelota,
líberos que se tiraban al monte si guardaespaldas, carreras vertiginosas, pases
medidos, cinco hombres llegando al remate en una contra de cinco segundos, una
mezcla de libertad, clase, exposividad y talento, también de juergas nocturnas,
timbas de póker, puros y cigarros fumados como si no hubiera un mañana y compañía de señoritas
antes de los partidos... la indisciplina y el talento, marca registrada del pueblo búlgaro.
Dicen
que un gran equipo debe tener, por lo menos, un buen hombre por línea. El equipo búlgaro tenía un futbolista talentoso por
línea, un buen portero y un delantero goleador, amén de actores secundarios que desarrollaban su papel a la perfección y que de vez en cuando se salían del guión para interpretar algún solo. Era inevitable, iba en su ser. Pero además, cada hombre de talento llevaba asociadas unas pintorescas características físicas o personales. Hagamos un rápido repaso por los más destacados:
Vaya pelazo Borislav, ¿Es natural? |
Ivanov, "El Lobo Indomable", no hacía prisioneros ni dentro ni fuera dek campo. |
En
defensa podemos destacar al ínclito, el sello, la bandera, Trifon Ivanov. Todos
nos acordamos de él. Feo como un demonio,basto como la lija del cuatro, conocido como "El Lobo Indomable“,con
pinta de feriante, de cosaco, de ex- presidiario, de trilero, de lo que
quieras, de todo menos futbolista. Si Pepe se lo encontrara en un callejón
oscuro lloraría como un bebé, si el chico malo Balotelli rozara con su Porsche
de camuflaje el carromato de Zíngaro de Ivanov huiría despavorido ante la perspectiva de
enfrentarse a puño limpio o a navajazos con tan ilustre personaje... Poco
aficionado a los entrenamientos, tenía la costumbre de fumarse un cigarro antes
de los partidos, lo cual no bajaba su rendimiento, puesto que en el campo lo
daba todo. Muy aficionado a los coches, llegó a comprarse hasta un tanque.
También declaró que durante el mundial
de USA 94, los "chicos de oro", como fue conocida posteriormente esa generación victoriosa "éramos tan buenos bebiendo como jugando al
fútbol“ Ahí queda eso. El caso es que en el campo transmitía seguridad atrás,
era un defensa contundente, eficiente por arriba y expeditivo a ras de suelo
donde arrebataba los balones con sus clásicos barridos. Además tenía un disparo
excelente, recuerdo de su etapa de delantero. y subía al ataque con una alegría
y desparpajo que no era del gusto de todos los entrenadores. En Bulgaria en
cambio le dejaban hacer. Definitoria muestra de su carácter como futbolista y
personaje, es el vídeo de su gol y posterior celebración contra Gales que
inserto aquí abajo. Disfruten.
Iordan Letchkov, la pesadilla de" Giorgi "y otras marcas de gomina. |
Stoichkov, Bota de Oro con el CSK Sofia y Balón de Oro con el Fútbol Club Barcelona |
La
última línea que nos queda repasar es la delantera, cuyo puntal era el killer Emil Kostadinov, ll que sería delantero del Deportivo de la Coruña (entonces militaba en el Oporto) tenía un amplio repertorio de remates y culminaba las
jugadas colectivas del equipo. Buena muestra de ello es el gol que mete a Francia
en las clasificatorias. Pero la verdadera figura de la delantera blanquiverde
el que más tarde sería un viejo conocido por la afición española: Hristo
Stoichkov. Comparado con sus compañeros podía pasar casi por modelo, pero él ya
se encargaba de ponerse a la altura de garrulez de sus compañeros posando en
las imágenes de relax al lado de la piscina con un ajustado bañador y el pecho
lleno de cadenas de oro ¡Válgame! De Hristo poco podemos decir que no se sepa
aquí, era un hooligan que en lugar de estar en la grada estaba en el campo,
insultaba, pisaba, se metía con los árbitros y con los rivales, corría la banda
como un gamo y tenía una zurda de oro. Héroe en el Barcelona del Dream Team, en
el 94 terminó como máximo goleador del mundial empatado con el abusón de
Salenko y su actuación en el torneo le
hizo merecedor del Balón de Oro.
Para
que no quede nada en el tintero, podemos mencionar otro gran jugador, perteneciente a este
glorioso equipo y también conocido de la afición española,(jugó en el Valencia,
Atlético de Madrid, Celta y Compostela) Luboslav Penev, sobrino del seleccionador,
fue el gran ausente de la cita puesto que estaba en proceso de recuperación
tras una intervención quirúrgica debida
a un cáncer de testículo, aunque había sido fundamental en los partidos clasificatorios, no pudo participar en la parte final de la gesta búlgara.
No me
extenderé mucho narrando el periplo de este avezado grupo de salvajes
futbolistas durante la fase final del mundial, pero sí mencionaremos algunos
partidos clave que forman parte de la leyenda inmortal, leyenda que se comenzó a gestar en un partido de clasificación, en el impagable escenario del Parque de los
Príncipes. La lluviosa tarde del domingo17 de noviembre de 1993, maldita para
los franceses, gloriosa para los búlgaros, la escuadra de Dimitar Penev arrebató de la
forma que más duele la plaza mundialista a la Francia de Cantoná, Ginola y
Deschamps. A falta de la última jornada,
los bleus comandaban la clasificación
con 13 puntos, les seguía Suecia con 12 y Bulgaria con diez. A los franceses
les bastaba un punto para clasificarse, y lo tenían amarrado en el minuto
noventa, el partido iba 1-1 con goles de Cantoná y Kostadinov, cuando David
Ginola tras una falta a favor, en lugar de apurar los segundos lanza un centro a nadie, que es despejado por el
lateral la defensa búlgara. El balón llega a Lubo Penev en
posición de centrocampista y lanza un extraordinario pase de cuarenta metros a
la carrera del delantero búlgaro que fusila al portero. Doblete de Kostadinov,
Bulgaria a Estados Unidos, Francia a casa. Por favor, no dejen de ver los
movimientos sin balón. Qué obra de arte. (Análisis más extenso en la Post Data)
Ya en
EEUU los búlgaros comenzaron con mal pie, perdiendo contra la exitosa selección
de Nigeria por 3 goles a cero, con goles de Yekini, Amokachi y Amunike. Los
búlgaros se desquitaron con la cenicienta del grupo D, Grecia a la que
arrasaron por cuatro goles a cero y comenzaron a dar la sorpresa de verdad
ganando a Argentina (ya sin Maradona, expulsado por el famoso positivo en el
test anti-dopping contra Nigeria), con goles de Stoichkov rematando una bella
jugada de pase interior a la carrera y también de Sirakov. Con triple empate a
seis puntos, pasaron los tres primeros como dictaminaban las normas mundialistas de entonces. En el partido de octavos contra
México se llegó al final del tiempo reglamentario con empate a uno, goles de
García Aspe y Stoichkov. Ya en la ronda de penaltis Mihaylov, el portero del
implante de pelo, se convirtió el héroe al atajar dos penaltis, que dicho sea
de paso, estaban fatal lanzados. Desde mi punto de vista, la mejor parada en
esa tanda, la hizo el portero rival, el "discreto" Jorge Campos. Por cierto,
vaya nivelazo de porteros en ese tornero, quizá un día merezcan una entrada en
CamaradaLobanovsky, pero esa es otra historia.
Pasados
los octavos, comenzaba lo serio, cuartos de final contra Alemania, el equipo
que siempre gana en los estándares de definición de Gary Lineker. Partido a cara de perro. Mathaus se adelanta
de penalti en el 44. En el minuto 75 Illgner sale del área y hace falta a
Stoichkov, él mismo se encarga de lanzarla y la clava por la escuadra. Dos
minutos después Letchkov realiza un plástico remate de cabeza en plancha a un centro que viene por
banda derecha y logra dar la vuelta al marcador. El tiempo pasa y Bulgaria a
semifinales.
Ya todos los equipos se toman en serio a esta manada de lobos de las montañas búlgaras, y ya todos los
aficionados tenemos en el corazón a Bulgaria y su despreocupado "way of life", cuando llega el partido de
semifinales contra la Italia de los Baggio, Maldini y Baressi. Los Dandis guaperas contra los forajidos salvajes.
El partido fue dominado por los italianos durante la
primera parte,que desarrollaron un extraordinario fútbol,acosando continuamente la portería búlgara, y exigiendo brillantes intervenciones del meta Mihaylov. Pero el acoso acabó en derribo y el arma más letal de los italianos,Roberto Baggio, se destapó: primero con un golazo de jugada individual en el minuto 20( tiro al palo largo
desde el exterior del área) y después terminando una jugada colectiva en el minuto 25 tras pase de
Albertini.. A juzgar por la caraja de la que hicieron gala los búlgaros, es de
sospechar que ese día la resaca consecuente a la noche de póker y whisky había
sido más dura de lo habitual. En el 44 Stoichkov recorta distancias tras un
clamoroso penalti del portero italiani Pagliuca a Sirakov. En la segunda parte
Bulgaria lo intentó con más ahínco, pero las ideas no estaban muy claras, hasta
que llegó la jugada de la polémica, cuando un disparo de Kostadinov impacta
claramente en las dos manos de Costacurta dentro del área. El árbitro no pita
nada. Stoichkov enloquece, pero de nada sirven las protestas. Las suspicacias
afloran en la afición búlgara. El árbitro, Joël Quiniou es francés, y justamente ellos habían dejado en la cuneta
a Francia al clasificarse para el mundial. ¿Retorcida venganza? Con los
franceses nunca se sabe. El caso es que este señor pasó a ser el enemigo
público número uno en Bulgaria, y que el equipo nacional cayó en semifinales,
no pudiendo alcanzar la gloria total, y jugando el tercer y cuarto puesto
contra la Suecia de Larsson, Brolin y Kenneth Andersson. Pero los búlgaros
decidieron que habían hecho todo lo que tenían que hacer, y que los días que
les quedaban en EEUU serían de vino y rosas, así que pasaron de preparar el
partido, salieron al campo con una resaca de tres pares de narices y Suecia les
metió cuatro. Ese mundial lo ganó Brasil en los penaltis tras una soporífera
final, pero los verdaderos ganadores fueron suecos y búlgaros que llevaron la
sorpresa, la alegría y el buen fútbol a los ojos del mundo.
PD:
DIMITAR PENEV:
Cualquier
artículo que puedas leer por la red sobre su relevancia en el éxito del equipo
nacional búlgaro coincide en la siguente aseveración: El seleccionador dejaba
hacer ante el talento búlgaro sin intervenir demasiado en la preparación Parece que hay acuerdo, pero yo pongo en seria
duda que el hombre se limitara a ser comparsa en la fiesta privada de Stoihckov
y sus compañeros de farra. Una cosa es que conociendo el temperamento búlgaro
el entrenador y ex defensa central dejara a los jugadores explayarse
lejos del campo de entrenamiento y otra es que se limitara a "poner a los
buenos" como repiten los ignorantes a voces en las diferentes tertulias
telefónicas. Solo hay que ver los goles de Bulgaria que he se muestran en esta
entrada para darse cuenta de que en ese equipo hay unos mecanismos aprendidos
que se repiten de memoria. Quizá por eso Penev llevó a la selección varios jugadores
que conocía bien puesto que los había tenido al mando en el CSK Sofia como
Stoichkov y Kostadinov. Al ver el gol que da la clasificación ante Francia, es evidente para un ojo mínimamente entrenado, observa unos mecanismos de fútbol tota l( muy en boga entonces en los equipos de Europa del Este) imposibles de llevar a cabo sin una preparación seria y concienzuda. Repasemos la jugada: Ginola centra, y el balón perdido lo
recoge el lateral derecho Hubtchev, al que como una flecha se le acerca Ivanov
para darle la ayuda en la transición ataque- defensa. Una vez suelta la bola, el
lateral corre la banda como si no hubiera un mañana aprovechando el espacio
creado a la espalda por el movimiento de arrastre de los delanteros búlgaros.
Uno de ellos es Penev, que abandona su posición de delantero centro para
recibir el balón en la línea de medios. Ivanov le cede rápidamente el balón en
un pase comprometido al centro del campo. Penev se da la vuelta y realiza un
pase superclase de treinta metros, a la
carrera de Kostadinov que precisamente aprovecha el desajuste defensivo
provocado por la subida del lateral. Kostadinov chuta y marca con la ayuda del
defensa francés, pero al remate han llegado hasta tres hombres: lateral,
extremo izquierdo y centrocampista. El 3-4-3 superofensivo que desarrollaba el
bueno de Dimitarsolo era posible con este intercambio continuo de posiciones.
La llegada en segunda línea de hombres como Lechkov y los ataques al espacio de
Stoichkov sobre los pases de Balakov indican que en el entrenamiento quizá no corrían
mucho, pero tampoco se dedicaban exclusivamente a estudiar la forma de
desplumar a sus compañeros de de equipo en sus míticas timbas.
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